domingo, 26 de agosto de 2012

De lunas y héroes

Todos hemos tenido algún héroe.

Los héroes son como el espejo en el que te miras de pequeño y que consigue que quieras ser mejor día a día, para intentar ser como ellos. Aunque en mi caso no lo conseguí, claro. Yo apuntaba demasiado alto: Neil Armstrong, el primer hombre que pisó la Luna. Creo que fue el primer nombre, de los libros de "sociales" que me esforcé por aprender.


Si, durante un tiempo quise ser astronauta. Ya veis, de pequeños no sabemos lo que cuestan las cosas, da gusto.

Luego llegó aquel Preguntas y Respuestas de Carlitos, del que ya hablé aquí, que me hizo aprender un motón de cosas increíbles, entre ellas, todo lo del viaje a la Luna, las misiones del Apolo, las estrellas, planetas...

Y mi afición se hizo pasión. Y todo aquello que tenga que ver con misiones espaciales, lunas de Júpiter, asteroides, campos magnéticos, planetas, estrellas y demás me ha fascinado siempre. Sólo desearía tener más capacidad (o más tiempo, no sé), para poder entender del todo ciertas cosas que se me escapan. 

A veces creo que lo que realmente me gustó siempre fue la ciencia, pero supongo que tengo mente de letras y por ahí me llevó la vida. Vocación frustrada? Tal vez...

Ayer perdí a mi héroe. 
Y el mundo a uno de esos hombres que aparecerán para siempre en los libros de historia, de historia de la ciencia y de la superación del ser humano. Él dijo que sólo hizo su trabajo, y es cierto, pero todo el planeta le observaba mientras tanto, y dejó huella... Y tal vez una de las frases más repetidas y más universales de la Historia: "Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la Humanidad".


Aquel 21 de julio de 1969 debió de ser increíble!

Ahora toca desear que, como dijo él mismo no hace mucho, el ser humano lleve al espacio "su mejor comportamiento". Se lo debemos.

Esta noche miraré a la luna de otra manera, y mi héroe de infancia me guiñará un ojo, seguro...

Buen viaje!

jueves, 23 de agosto de 2012

Turquía (part two): lo mejor de Capadocia


Museo al aire libre de Göreme, Patrimonio de la Humanidad desde 1985.

Se habla de museo al aire libre porque está compuesto por una serie de construcciones excavadas en la roca, de la época de los primeros cristianos que huyeron del imperio tras la muerte de Jesucristo. Esto, unido a la propia erosión de las piedras por el agua y el viento, conforman un paisaje inigualable!


Mirador en Uçhisar. Las casas excavadas en la roca de nuevo, conformando un paisaje único. La omnipresente bandera turca a la derecha (y también en la roca más alta) y la pandilla de españolitos muertos de calor allá abajo, contemplando la maravilla.
Este tipo de casas se encuentran por toda la región, y algunas de ellas siguen habitadas hoy.
La foto la saqué desde el chiringuito de entrada al recinto, donde sonaba una música hermosa, muy hermosa que me gustaría que pudierais escuchar... yo aun la escucho...!!


Mi homenaje particular al cold orange juice que puedes escontrar en cualquier rincón de Turquía, por lo menos de la turística, y que se merece un monumento. Con esos calores, son el mayor placer del mundo a cualquier hora, te lo exprimen en el momento y saben a gloria!

Este lo cogimos a la salida del museo de Göreme, por 8 liras (4€), sin saber que a dos pasos, en el siguiente chiringuito, costaba 3. Pero qué caray!, estábamos de vacaciones...!!


Chimeneas de Hadas (1y2) 
Se encuentran dispersas por toda la región de Capadocia y no son otra cosa que el resultado de la erosión del agua y el viento sobre rocas blandas volcánicas. Son uno de los mayores atractivos turísticos de la zona y en esta zona constituían casi un parque temático...




Aquí comienza la mayor aventura del viaje: el viaje en globo por la Capadocia.
Nos lo llevaban ofreciendo desde el día anterior. Y cuando decidimos apuntarnos, pensábamos que era mucho gasto, que todo es negocio en este tipo de viajes... pero sabíamos que no ibamos a tener muchas más oportunidades de contemplar semejante paisaje desde las alturas, y al amanecer, así que pagamos los 150 euros por cabeza al llegar al hotel, sin remordimientos.
La primera salida hubo que suspenderla, porque aquel día, en la Capadocia, se levantó viento y se puso a llover, algo que debe de ocurrir ¿dos veces al año?. Está claro, llevábamos la nube encima...
A la mañana siguiente nos despertaron a las 4 de la mañana y a las 4:50 nos recogieron en la puerta del hotel    en una furgoneta de Atmosfer Ballons, y nos llevaron a una llanura donde ya estaba el globo empezando a hincharse, tendido en el suelo. ¡Era descomunal! Mientras se hinchaba y se ponia en pie, nos ofrecieron, con la amabilidad propia de los turcos, unos cafés y unos bollos, que a esa hora de la mañana aun no amanecida, y con el fresquete, se agradecieron inmensamente.
Cuando el globo estaba ya en vertical, apenas 15 minutos después, comenzamos a subirnos, a una cesta enorme y muy sólida, los 20 que eramos. Sí, 20, os podeis imaginar el tamaño del conjunto...

Y sin apenas darnos cuenta, comenzó a subir, silenciosamente... y comenzó la aventura.
Cientos de globos surcando el cielo, debajo la meseta, las Chimeneas de Hadas, en el horizonte el amanecer... todo un espectáculo... Aquí os dejo lo mejor:








Y aquí, mi compi de piso y yo, a las 6,30 de la mañana, con la mayor cara de felicidad del mundo después de semejante experiencia, que recomiendo a todo aquel que pase por la Capadocia sin ninguna duda. Es magia, es ilusión y sobre todo es precioso, único.

¡No creo que lo olvidemos nunca!

Ese mismo día, nos pusimos en marcha hacia la siguiente etapa del viaje: Pamukkale y Éfeso.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Cosas, vértigos y Apophis

¿Sabeis esa sensación de vértigo que llega cuando tienes mucho trabajo y eres consciente de que no te va a dar tiempo? Me siento como cuando tenía un examen en el cole, y el día anterior me ponía ante el libro y me daba cuenta de que iba a tener que quitarle horas al sueño para poder mirarlo todo una vez por lo menos...

Vértigo. Y cansancio...

Pero el verano ha dejado de ser verano, parece otoño auténtico, y eso ayuda, porque quedarse en casa en pleno verano siempre es una obligación muy dura...

De la silla a la mesa para comer. De la mesa a la silla y de noche un poco de televisión que acaba siendo libro o internet, porque en la caja tonta NUNCA ponen nada que se pueda ver. 
Aunque mi hobbie favorito últimamente es ver y rever las fotos del viaje. Qué pais tan auténtico es Turquia! No sé si todo el mundo viajará por el mundo con la misma curiosidad que yo. Memoricé el mapa antes de coger el avión, sabía perfectamente lo que íbamos a ver y lo que nos íbamos a dejar atrás (Pérgamo, Troya...)

Ruta aproximada de nuestro viaje, pero al revés: Estambul-Capadocia-Konia-Pamukkale-Efeso-Bursa-Estambul

Sabíamos que la frontera con Siria es importante, que es una zona del mundo que sale todos los días en los telediarios... y la verdad es, como me dijo alguien este fin de semana, que "nunca más volverá a serte indiferente. Cualquier noticia que oigas, cualquier imagen... te interesará".

Y es que creo que he descubierto un país apasionante. No tenía ni idea de que fuera así, y sé que si vuelvo volverá a sorprenderme. Y desde que he vuelto de este viaje, algo ha cambiado en mi forma de ver el mundo: ¡¡¡quiero más!!!. Ese es el resumen. Viajar es adictivo, estoy empezando a darme cuenta. Hasta ahora había visto ciudades occidentales, por decirlo de alguna manera, completamente europeas, que al fin y al cabo, no se diferencian mucho de mi propio mundo, salvo por las cosas obvias, claro.

Londres, me encantó, y los británicos son gente con una filosofía de vida que me enganchó. París es un monumento toda ella, y Roma y Florencia son increíbles. Pero esto ha sido diferente: si no has visto Estambul, no puedes decir que conoces Europa. Porque es lo más diferente, es la ventana al resto del mundo, es darte cuenta de que el mundo está lleno de cosas diferentes... y de que quiero conocerlas todas!

Por eso ya estoy abriendo el atlas a ver a donde me lleva el siguiente avión. Aunque volar me de cada vez más repelús... Hay para elegir... 

Y para ello, mañana tengo mucho que madrugar y que trabajar, aunque sea festivo, porque el mundo me espera... al menos hasta el 2036, luego quién sabe! Lo sabíais?

Se llama Apophis y pasará "rozandito" nuestro planeta allá por el 2036. No es que vaya a chocar seguro, pero es una posibilidad. Y si ocurre, pasaremos a formar parte de los museos como los dinosaurios.

Tendré que darme prisa en conocer el mundo antes de que se volatilice...no? 

Feliz día festivo!

jueves, 9 de agosto de 2012

Turquía (part one): lo mejor de Estambul




Divanyolu Cadesi: la calle por donde transcurre la linea de tranvía que articula todo el centro histórico,  con mucha vida y monumentos a ambos lados: la columna de Constantino, pequeñas mezquitas, fuentes monumentales. Y puestos de fruta y de comida la mar de vistosos! Al llegar al final... Santa Sofía y la Mezquita Azul!



Santa Sofía (2 fotos), inmensa, majestuosa. Conociéndola desde que estudie COU, soñaba con verla... y de tanto verla en los libros casi era una vieja conocida. Y creo que precisamente por eso me emocioné tanto. Dicen que cuando Justiniano la vio en pie por fin, exclamó: "Salomón, te he vencido". Y no me extraña!




Cisterna Basílica (Yerebatan Sarayi), enorme depósito de agua, subterráneo, construido en época bizantina por Justiniano y que originalmente era tres veces mayor de lo que se ve hoy. Está formado por columnas de 8 metros de altura que sostienen una bóveda de cañón. El efecto de luces y el sonido del agua la hacen incomparable. Y se está muy fresquito en verano!!!


La Mezquita Azul o Sultan Ahmet Camii.
Santa Sofía nos había impresionado por su arte, pero es un museo hoy en día. Las mezquitas en cambio están vivas, la gente entra y sale de ellas como de su casa, son un centro de reunión y de rezo a cualquier hora del día, y eso les da vida.
Al entrar hay que descalzarse, y en mi caso, tapar la cabeza y los hombros con un pañuelo, que ellos mismos te proporcionan si no tienes. Y ya está! Puedes estar allí dentro admirándola el tiempo que quieras, y seguro que no te aburres.
La Azul recibe este nombre porque está decorada en su interior con 21.043  azulejos azules de Iznik, que la hacen única. Además, las vidrieras de las ventanas también son de tonos azules, lo que hace que a primeras horas de la mañana o a las últimas de la tarde la luz dentro sea también azul. Una maravilla!



Abluciones antes de entrar en otra mezquita, mimetizándonos con el ambiente.
En la antigua iglesia de San Sergio y San Baco. Después nos tomamos algo fresco a la sombra del jardín que tiene delante, amueblado con mesitas y sillones al aire libre para descansar ... todo muy auténticamente estambulita, y sin apenas gente, ruido ni turistas... una gozada, muy muy recomendable!!


Bazar de las Especias, o bazar egipcio, un lugar lleno de olores, sabores, colores... todos flotando en el aire para que los degustes. Los de los puestos te llaman para que les compres, y pruebes... y si no te das cuenta ya te están pesando una bolsita de delicias turcas o frutas deshidratadas... lo que quieras!


Dos imágenes de la ciudad desde el Bósforo. Cogimos un barco para hacer un crucerito de dos horas de ida y vuelta por el Bósforo, al atardecer, y creo que fue la mejor hora que podíamos elegir. Fuimos de día y volvimos de noche, y ya veis que fue espectacular. 
Arriba el perfil de la Torre Gálata desde el Bósforo, y abajo el puente del Bósforo o puente Atatürk, que une Asia con Europa y que es el cuarto más largo de Europa y el séptimo del mundo! Otra maravilla!




Té turco en el puente Gálata. Al fondo la Mezquita Nueva. Uno de los mejores momentos de los dos días en la ciudad.


Recogimiento en Süleymaniye Camii (Mezquita de Solimán). Esta mezquita está situada en una zona más alta, dominando la ciudad, y me resultó muy majestuosa. Y enorme! Inevitable pensar que más o menos mientras Solimán levantaba esta mezquita, Felipe II hacia lo propio con el Escorial... inevitable comparar.


Bazar de los libros.
Último rincón del Gran Bazar, que si no lo buscas no lo encuentras. Es un pequeño rincón entre calles, y entre el Gran Bazar y la mezquita de Beyazit (Beyazit Camii), con mucho encanto, libros, gatos y banderas turcas, y muchas posibilidades fotográficas!

En fin, que Estambul es una ciudad increíble, occidental pero oriental al mismo tiempo, con hermosas mezquitas, y rincones por descubrir. Mientras te pierdes por sus calles parece que sientes la Historia con mayúsculas bajo tus pies. El aire huele a especias, a salitre y a pescado y los gatos campan a sus anchas por las calles, y se dejan acariciar. 

Además de todo eso, la gente es otro ingrediente imprescindible. ¡Adoro a los turcos! Son amables, risueños, a la primera de cambio se ofrecen para ayudarte si te ven perdido, y es muy fácil mantener una conversación con ellos, en inglés, claro. Me sorprendió un chico con el que hablamos en esos días, que nos dijo que Turquía no quiere entrar en la Unión Europea, que están mejor así, sobre todo viendo cómo está España. Era de Capadocia, otro rincón de ensueño que contaré otro día, y nos recomendó probar la carne de su tierra. Otro nos contó las bondades del Ramadán, como época de purificación y también, según él, como la mejor forma de mantener la linea. "Tú has visto muchos musulmanes gordos?", dijo. Son felices, esa es la idea con la que vuelves de allí.

Es una ciudad muy segura, en ningún momento tuve miedos como los que me asaltan en ciudades como Madrid, o Londres. El metro y el tranvía funcionan muy bien, hay un guardia en cada estación, y con la amabilidad que los caracteriza es casi imposible perderse. Y al ser verano las calles están llenísimas de gente a todas horas, y más de noche, cuando acaba el ayuno.

En fin, que volvería ahora mismo. Y estoy segura de que volveré, porque me queda mucho por ver. Pero por el momento dejo aquí mi recomendación: id a Estambul. No os la perdais...

sábado, 4 de agosto de 2012

Turquía, un sueño

Lo mejor de viajar, sin duda, es lo que aprendes, lo que ves, la gente que conoces, los sabores, los olores nuevos...
La experiencia que te queda en la mente y en el corazón y que nunca olvidas.

Este viaje a Turquía ha sido una experiencia irrepetible, en muchos sentidos, un curso acelerado sobre las costumbres turcas, el talante de sus habitantes, el Islam y el Ramadán, que nos pilló de pleno. Y nos ha encantado.

Me quedo con las calles de Estambul llenas de gente y de olores.

Con Santa Sofía y las mezquitas que se alzan sobre los tejados de la ciudad.



Con las berenjenas y los Kebabs: qué bien comen!

Con la llamada a la oración sonando por las calles cinco veces al día.

Con el Bósforo y los miles de barcos surcando sus aguas.




Con las abluciones antes de entrar en cada mezquita, y el descanso de los pies cuando te descalzas y pisas sus alfombras.



Con el paisaje del Egeo.

Con la magestuosidad de las ruinas.

Con el paseo en globo al amanecer por la Capadocia.



Con la omnipresencia de Atatürk, héroe nacional, hasta en los chiringuitos de carretera.

Esto es sólo un aperitivo, tengo mucho que contar...