martes, 11 de septiembre de 2012

Turquía (part three): lo mejor de Pamukkale y Éfeso. El final del viaje

Aquí terminó nuestro viaje, en la costa del Egeo y viendo "piedras", algo que realmente nos encanta. Hierápolis y Éfeso nos dejaron con ganas de más, pues Turquía es uno de los países con mayor cantidad de yacimientos arqueológicos, entre ellos Troya, Pérgamo... esos quedan para viajes futuros, que los habrá.


 Entrada a las ruinas de Hierápolis.
Ciudad fundada por los romanos sobre un manantial de aguas termales y que estuvo habitada hasta el siglo XIV, en que fue abandonada debido a la cantidad de terremotos que asolaban la región. Su teatro podía albergar a cerca de 10000 personas, por lo que se calcula que el número de habitantes seria de 100000 en su mayor época!


Suelo de aspecto lunar en Pamukkale.
Pamukkale significa en turco "castillo de algodón", que es lo que parece este montículo calcáreo desde los alrededores. Se formó a partir del calcio que emana con las aguas termales y al depositarse da lugar a estas formas blancas. 


Vista de Pamukkale desde la terraza del hotel donde nos alojamos. Sobre el "castillo de algodón" se asentó la ciudad de Hierápolis, más o menos donde se pueden ver los árboles en la cima.
Con el auge del turismo en los años 70 se construyeron en esa misma cima complejos hoteleros que acabaron por deteriorar el yacimiento, que llegó a peligrar. Por ello hoy día no dejan bañarse en las pozas que forma el agua al emanar, pero gracias a la inteligencia de algunos, los hoteles se derribaron y parte del "castillo de algodón" fue blanqueado de forma artificial, pues las aguas residuales de los hoteles las habían echado a perder.
Hoy es Patrimonio de la Humanidad, y uno de los lugares con más encanto del viaje.


 Ciudad de Éfeso, Biblioteca de Celso.
Fachada monumental que deja sin palabras a cualquiera. Hoy día está muy reconstruida, pero pienso que la reconstrucción ha sido muy acertada. Es una de las pocas bibliotecas de época romana que se conserva, y fue proyectada para albergar 12.000 rollos!!
La ciudad de Éfeso fue muy importante como puerto comercial, pero el río Meandro que desembocaba en él lo fue llenando de lodos que lo alejaban de la ciudad. Los sucesivos emperadores drenaron los fondos, reforzaron los muelles... pero finalmente se abandonó.
Las ruinas con increíbles, cómo seria la ciudad...


Gran teatro de Éfeso, magnífico y enorme. Su capacidad era de 25.000 personas, lo cual hace imaginar la población que tuvo Éfeso en su época de esplendor. La vía que discurre hacia el fondo, llegaba al mar, al puerto de la ciudad. Y muy al fondo se adivina el Mar Egeo. Magnífica la estampa, pero aun más magnífica la acústica del teatro, donde aun hoy en día se realizan representaciones y conciertos, al estilo del teatro Romano de Mérida.



Ulucami en Bursa. Interior de una mezquita, la más antigua de cuantas vimos en este viaje (1399), anterior a la toma de Constantinopla por los Otomanos. No sigue el modelo de Santa Sofía, lo cual la hace muy especial, y en ella los hombres, sobre todo, se reúnen para rezar, leer, charlar, arreglar el mundo...


Limpiabotas en Bursa, una de las cinco ciudades más importantes de Turquía, no tan bonita como Estambul ni tan grande, pero quizá más libre de turismo y más auténtica, más tradicional. El hombre estaba preocupado por la economía... qué diría ese periódico de España?


Baklavas en el escaparate de una pastelería de Bursa. Son el postre por excelencia de Turquía, hecho a base de hojaldre, almendra, miel y pistacho! Están buenísimos, no dejéis de probarlos si vais.

La última noche volvimos a Estambul para coger un avión al día siguiente, y volvimos a maravillarnos con su gente y sus sabores. La cámara la dejé en el hotel, decidí grabar en la mente las últimas impresiones, y quedan para mi.

Hace ya más de un mes que volvimos y aun me sonrío al pensar en las anécdotas del viaje. Pasamos mucho calor, hicimos miles de horas en autobús, dormimos poco...pero valió la pena. Las 800 fotos que me traje lo corroboran. 

Turquía es un gran país. No os lo perdáis!

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