jueves, 31 de diciembre de 2009

San Michael Ende













Hacía tiempo que no caía en mis manos, pero ayer me miró desde la estantería y tuve que empezar a leerlo de nuevo: "La Historia Interminable" de Michael Ende. Primero las tres "bes" del niño gordito que entra en la librería; luego las tres "kas" (la magia del libro empezó ahí...), el Áurin que llama a Bastian desde la portada del libro, y luego tres párrafos que me trasladaron a los 11 años y me hicieron recordar por qué me gusta tanto leer:


Quien no haya pasado nunca tardes enteras delante de un libro, con las orejas ardiéndole y el pelo caído por la cara, leyendo y leyendo, olvidado del mundo y sin darse cuenta de que tenía hambre o se estaba quedando helado...
Quien nunca haya leido en secreto a la luz de una linterna, bajo la manta, porque Papá o Mamá o alguna otra persona solícita le ha apagado la luz...[...]
Quien nunca haya llorado abierta o disimuladamente lágrimas amargas, porque una historia maravillosa acababa y había que decir adios a personajes con los que había corrido tantas aventuras, a los que quería y admiraba, por los que había temido y rezado, y sin cuya compañía la vida le parecía vacía y sin sentido...

Quien no haya experimentado eso alguna vez, no sabe lo que es sentir verdadera pasión por los libros...



Bendito Michael Ende! Sin su Historia Interminable, mi infancia habría sido muuuuy distinta!



Bueno, y sin Tintin y Milú, y sin el Barco de Vapor... pero esa es otra historia, y debe ser contada en otra ocasión...

6 comentarios:

  1. Me gustaría poder compartir esa misma pasión por los libros y más concretamente por este, pero a mi me resultó realmente interminable, lo siento, snif, snif.

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  2. Es cierto: nadie es perfecto, pero..........................yo, en su lugar, volvería a abrirlo por la primera pagina y me daría otra oportunidad de entrar en otro mundo.
    Si no apetece ahí va otra buena receta: paquete grande de palomitas y AVATAR.... tamibén es otro mundo.

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  3. tengo que confesar que no me leí este libro,pero si que sentí muchas veces esas sensaciones que describes,ese no poder parar de leer,aunque los ojos te duelan de sueño. Prometo leerlo algún dia. Muchos besitos y suerte con el blog!!!

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  4. Hombre, no te diré que ya no lo leas, pero la verdad es que libros como este hay que leerlos cuando aun te puedes acostar por las noches pensando que a lo mejor al dia siguiente despiertas en Fantasía, buscando un nombre nuevo para la Emperatriz Infantil...

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  5. Yo encantada lo volvería a leer aunque esté ya en la treintena jaja. La de veces que me vi las peliculas madre mía... Sin este libro mi infancia no hubiese sido la misma (y sin Momo, los del Barco de Vapor etc).
    ¡Saludos! :)

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