INEM

Creo que la experiencia que he tenido hoy merece un post con el que dejar constancia y testimonio. El caso es que después de sacarles las uñas a mis jefes simplemente reclamando una parte nimia de lo que me corresponde por un despido que no debía haberse producido, haciéndoles perder los papeles y la poca educación que tienen, por fin hoy me acerqué a la oficina del Inem a solicitar la prestación por desempleo. Fui tempranito porque ya sé cómo funciona el asunto, y en tiempos de crisis las colas son interminables, y además, sé por experiencias anteriores que a las 11 hay desbandada general para el café (haya 100 personas esperando o 300, da igual) y allí te puedes tirar toda la mañana esperando a que los "trabajadores" vuelvan a ocupar sus puestos.
Llegué, cogí mi número y ni tiempo a sentarme me dio, pues ya me llamaron. Y yo, feliz con la celeridad con la que me atendieron, le conté mi situación a la amable chica (y no va con segundas, me tocó alguien muy amable, la verdad). Me pidió el DNI y el certificado de empresa y me dice con cara de pena: vaya, mujer, has venido fuera de plazo... No, dije yo, riéndome en plan, "mujer, lee bien el papelito", me dieron de baja el dia 16.
Pues aquí dice que la baja se cursó el dia 30,así que estarías fuera de plazo. Vas a tener que preguntar en la Seguridad Social, y volver cuando lo soluciones.
Cagoen...
Mis pensamientos estaban poniéndose del color del cielo hoy, es decir, muuuuy negros, a medida que caminaba hacia el otro extremo de la ciudad, hacia las oficinas de la Seguridad Social. Allí pregunté qué podría haber pasado, y la respuesta de la señora que me atendía fue algo inaudito: Pues seguramente te pagaron esos días pero no te los cotizaron.
¿Y me lo dices así, sin ni siquiera inmutarte? ¿Esta es la misma Seguridad Social que hace menos de un mes me envió una amable carta informándome de que debía abonar a sus arcas la indecente cantidad de 32 euros que me habían pagado de más en el anterior período de paro? ¡32 euros! Y esta mañana, ante semejante indecencia ni se inmutan. Ni siquiera se ofrecieron a reclamar a la empresa por semejante error. Fui yo la que tuvo que decírselo: Mirad, es que os habeis olvidado de cotizarme 16 días...
Es decir, que me planté en la asesoría de la empresa y resulta que es que mi iluminado jefe aun no había tenido tiempo de cruzar la calle para presentar un sencillo papel...

Bueno, al final casi se ha solucionado, pero todo esto me lleva a una reflexión: que tienes que apañartelas tú, para lo bueno y para lo malo, que a quien debe importarle el buen funcionamiento de las empresas, le tira de un pie si las cosas se hacen bien o mal, que hasta cuando estás reclamando lo que es tuyo te sientes como un entrometido metiéndote donde no te llaman...
En fin, que la vida de adulto es muy dura, cada día lo tengo más claro, esto es una jungla donde impera la ley del más fuerte... y del más informado, claro. Y del más pillo, y del más cardura...
¡Que la fuerza os acompañe!