Hoy iba a deleitaros con una clase-duda de astronomía, pero me prendí en mi amada historia de la pintura, y tengo que cambiar de tema, no lo puedo remediar.
Adoro la pintura del XIX, hay quien ya lo sabe si ha seguido un poco el blog. Y el siglo XIX, si por algo se caracteriza es por la multitud de estilos.
En lugares como Francia o España cuajó la llamada pintura de Historia, más realista, dramática y hermosísima, con enormes formatos. El Prado y el Louvre tienen buena muestra de ellos.
Pero hoy me voy a centrar en un pintor magnífico, alemán, romántico hasta la médula y amante del mundo: Caspar David Friedrich (1774-1840).
Dirías que fue por el mundo en silencio, contemplando, sin levantar la voz, disfrutando de cada rincón y de la inmensidad de la naturaleza, que refleja en sus paisajes y que es la verdadera protagonista de sus pinturas, dejando al ser humano en segundo plano y siempre de espaldas.
Contemplemos el mundo a través de sus ojos, no tiene desperdicio:
Caminante ante un mar de niebla.1818.
El mar de hielo (El naufragio del Esperanza).1823-1824.
La mañana de Pascua.1833.
La luna saliendo a la orilla del mar. 1822.
Hermoso, verdad?
En el primer cuadro yo siempre veo a Hölderlin.
ResponderEliminarQué bonito y deprimente.........
ResponderEliminarfrancamente, no sé donde ves el deprimente, hija, qué sensible! estos románticos que eran así, pero más bien arrebatados que deprimentes, no?
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