Lo vi.
Con mis propios ojos, a través del ocular del telescopio. Brillaba en todo su esplendor, tanto que me lloraron los ojos con tanta luz.
Era Júpiter, magnífico, enorme, el segundo cuerpo celeste del Sistema Solar después del sol, 318 veces más grande que nuestra Tierra. Y parece tan pequeño en la inmensidad negra del universo...
Era Júpiter, con sus cuatro "lunas", descubiertas por Galileo en 1610: Io, Europa, Ganímedes y Calisto, siempre haciendo honor a los grandes mitos griegos y a los amores del padre de los dioses.
No pude dejar de mirar, mientras en mi mente sonaba "Júpiter, el que trae la felicidad", la música de las estrellas. Y no pude imaginarme música más apropiada para el momento. Escuchad... (tened paciencia hasta el minuto 2:52).
Holst tuvo que contemplar el grandioso planeta igual que yo, y seguro que sintió algo muy parecido... y obró el milagro...
Feliz miércoles!
Me alegra q sigas con tu vena "espacial" y que disfrutes tanto de ella
ResponderEliminarQué bonita canción... A partir del 2:52 se me han puesto los pelos de punta, precioso!!! Muchísimas gracias por compartirlo :) Un beso!
ResponderEliminarDina, hay cosas en la vida que no se pueden perder, si no, dejas de ser tú mismo... y sí, disfruto cual enana...! besos
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